22/2/15

El Resentimiento

Durante mucho tiempo he intentado pensar de dónde viene el resentimiento argentino. No es la tragedia o la catástrofe lo que hace que un pueblo sea resentido. Es el fomento al odio. Ese fomento al odio está presente en la Argentina en los dos bandos que se enfrentan cuando hay guerra civil. Nadie se salva de fomentar el odio. Esta arenga de Perón es un ejemplo de fomento al odio. En vez de llamar a la paz y pedir que se rindan, que él los acogerá, les dice que salgan a matar cinco por uno. Del otro lado pensaban lo mismo y decían cosas parecidas. Este fomento al odio que transforma al adversario en un enemigo irreconciliable al que hay que exterminar aún existe. En dosis menores o mayores reaparece dependiendo de las circunstancias. En distintos momentos, en la Argentina la gente pasó a creer que las cosas se podían conseguir con más violencia. Y lo que comienza como un verdadero culto a la violencia acaba siendo un culto al odio y, en última instancia, un culto a la muerte. Hay que cortar ese círculo vicioso. Hay que decirle a todo aquel que fomenta el odio o el resentimiento frente a otro que está equivocado. Los resultados de no hacerlo son pavorosos.
Héctor Ricardo Leis en la película El Dialogo

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